¡La movie de Juancho!

Hola, mucho gusto. Mi nombre es Juan David Ortiz Torres, aunque la mayoría de personas me dicen Juancho, y por medio de este blog empezaré a contar mi vida. Tengo 16 años, vivo en Madrid, Cundinamarca (cerca de Bogotá), estoy estudiando voy en el grado 10° y mi meta es terminar el colegio para poder migrar a otro país en busca de mejores oportunidades económicas.


Mis recuerdos de infancia comienzan en el barrio El Porvenir, donde viví con mi abuela durante los primeros años que recuerdo. Siempre he sido una persona muy amigable y sociable, hago amigos fácilmente. Muchos de esos amigos los he conocido jugando fútbol. En ese barrio pasaba casi todo el tiempo jugando. Allí vive mi tía, que tiene un supermercado, y yo solía escaparme de la casa de mi abuela para ir a ayudarle. Ella hablaba con mi abuela para que me dejara salir, aunque aún no sé por que mi abuela no me dejaba salir a jugar. Aun así, yo siempre encontraba la manera de salir, jugar y divertirme, incluso si me tocaba hacer travesuras.


Mi mayor gusto actualmente es el microfútbol. No soy un experto, pero creo que me defiendo bien. Nunca he estado en una academia ni he entrenado formalmente; simplemente me gusta mucho este deporte. Desde pequeño he visto partidos de fútbol y me encanta apoyar a mi selección. Aunque a veces perdamos, siempre me emociona verlos jugar. Otro de mis pasatiempos favoritos son los videojuegos. Me gusta mucho competir, especialmente en juegos como FIFA o los de disparos.

Durante la pandemia, la mayor parte del tiempo lo pasaba jugando. Fue en ese momento donde desarrollé un gusto fuerte por un juego de disparos que me atrapó tanto que dejé de entrar a clases virtuales. No hacía casi nada y en muchas clases me quedaba dormido. La falta de interacción con los compañeros hizo que perdiera el interés. Aun así, tuve una profesora muy buena que, no sé qué vio en mí, pero me dejó pasar el año a pesar de mis notas mediocres.

Mi familia está dividida entre la de mi papá y la de mi mamá. Empezaré hablando de la de mi papá, porque es con la que más me conecto. No es que me lleve mal con la familia de mi mamá, pero la energía con la de mi papá es más chévere: todo fluye mejor, las conversaciones son más relajadas y compartir tiempo con ellos es más divertido. La única desventaja es que viven lejos, en Cúcuta y Barranquilla, mientras yo vivo en Bogotá. Acá está la familia de mi mamá, pero no es tan unida y el ambiente es más aburrido. Además, el clima de Bogotá no ayuda mucho: no es el mismo ambiente para hacer planes como ir al río o al mar, como sí se puede con la familia de mi papá.